Es sentir los primeros rayos cálidos reflejándose en el vidrio de nuestras gafas de sol y trasladarnos inmediatamente a esas playas paradisíacas que visitamos en sueños (con suerte este verano cae alguna). Esas playas lejanas (o no tanto) en las que pasar las horas respirando la brisa marina bajo la sombra de un cocotero. Esas playas en las que bucear, surfear, pasear o, simplemente, ver la vida pasar haciendo aquello que mejor se nos da: nada.

Y como sabemos que no hay nada mejor que poder detenerse cinco minutos a tomar aire y perder el tiempo descubriendo lugares a los que probablemente nunca vayamos a viajar, hoy os traemos una selección de cinco playas a las que cualquier espíritu Fyord le gustaría trasladarse, aunque sea solo por seguir soñando.

Matemwe Beach. Zanzíbar (Tanzania)

Quizás la imagen más característica de esta playa de Zanzíbar sea la larga línea de palmeras sombreando esa arena tan blanca. Con la costa africana tan próxima, esta isla (y sobre todo esta playa) se han convertido en el destino ideal para aquellos que deseen relajarse después de haber visitado algunos destinos de Tanzania y haber conocido unos parajes más salvajes. A Matemwe se va a descansar, pero también a bucear entre corales y, por supuesto, a probar la navegación en un dhow, la embarcación de vela típica de la costa suajili.

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Cayo Largo. Cuba.

Dice la historia, quizás la leyenda, que el corsario Francis Drake y Cristóbal Colón desembarcaron en Cayo Largo durante sus aventuras a ese lado del Atlántico. Unos cuantos siglos después, a muchos nos gustaría que cualquiera de los dos nos hubiese llevado escondidos en la bodega y nos hubiese dejado disfrutando del sol y las aguas del Caribe de esta isla a menos de 200 kilómetros de la costa sudoeste de Cuba. Cayo Largo está conectada por barco con Varadero y por avión con La Habana, la capital cubana.

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El Nido. Filipinas.

Con el “hype” del sureste asiático, se cuentan por miles los expertos en playas de la zona. Y de todos esos, unos cuantos elegirían como mejor playa la de la isla de Palawan, entre el mar de China y el mar de Sulu. Cualquier viajero se ha quedado embobado contemplando El Nido y su espectacular paisaje: un ojo de agua rodeado por un circo de acantilados tapizados de selva hasta la misma orilla. Allí podrás ver cómo el cielo límpido cambia el color del agua a lo largo del día, sacando destellos de un fondo marino rico en vegetación y fauna, pero también podrás coger tu equipo de snorkel y disfrutar de unas vistas espectaculares con corales, tortugas marinas y aves del Sudeste Asiático.

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Whitehaven Beach. Australia.

Quizás una de las playas más exclusivas de la costa autraliana, puesto que solo se puede llegar a ella por barco desde Airlie Beach, Shute Harbour o la isla de Hamilton. Whitehaven Beach es un verdadero sueño hecho gracias a su entorno, sus aguas de infinitas tonalidades de azul o su emplazamiento privilegiado. Es una playa a la que deberíais ir una vez en la vida (aunque sea solo en sueños) y dejaros sorprender con sus arenas finas y blancas, únicas en el mundo, ya que están compuestas en un 98% de pureza con sílice que le aporta ese color brillante tan especial.

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Cala Macarelleta. Menorca

No por estar cerca pierden espectacularidad las playas de la costa mediterránea. Y si tuviésemos que quedarnos solo con una, acabaríamos sintiéndonos muy desgraciados, pero quizás optaríamos por la cala Macarella y su hermana pequeña, Macarelleta a 14 kilómetros de Ciutadella. Para llegar a ella, habrá que seguir una carretera flanqueada por muros de piedra seca que, después de serpentear entre campos sin cultivar, desciende por un torrente hasta casi alcanzar la arena. Pero si queremos disfrutar de verdad de la biodiversidad de estas playas, es indispensable no olvidarse las gafas ni el tubo de buceo.

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