¿Qué hacer cuando tienes unos días libres en otoño, las vacaciones de verano comienzan a quedar lejos y tu espíritu viajero comienza a pedir kilómetros? Vale, la respuesta fácil es buscar la tranquilidad del campo y disfrutar del cambio de color de las hojas. Pero, aunque somos fans de las escapadas rurales, coger la cámara, echarnos al monte (¡y de los looks lumberjack!), hoy queremos proponerte un destino diferente que conquistará tus sentidos y a tu yo más aventurero.

Exotismo, historia y buena gastronomía a solo dos horas y media de avión. ¿Quién puede rechazar un plan así? Nosotros tampoco. Por eso te proponemos una escapada a Marruecos para visitar Marrakesh, una de las ciudades más bellas y con más misterio del norte de África y acercarte también a la costa Atlántica para perderte en la seductora Essaouira y, porqué no, disfrutar de las olas en sus playas.

Marrakesh es una ciudad viva. De eso no hay duda. Y no es solo que la archiconocida plaza de Djemaa el Fna marque el pulso de la ciudad con su ritmo cambiante, que lo hace. En ella encantadores de serpientes, músicos ambulantes y vendedores de agua con sus coloridos trajes compiten en bullicio y atractivo con los puestos de comida, siempre bajo la mirada minarete de la Koutubía -su mezquita más importante. Pero también las calles y retorcidos callejones de esta medina imperial están llenas de vida, misterio y experiencias. Callejear por su zoco es como adentrarse en la cueva de Alí Babá, desplegada en pasadizos y tiendas que exponen sus tesoros de alfombras, orfebrería, especias y cuero. Imposible salir sin alguna bolsa en la mano cuando los caftanes, los objetos de madera de thuja y la cerámica dan paso a las farmacias tradicionales llenas de remedios ancestrales, perfumes y aceites. Fascinantes recuerdos y artesanía local que podrás comprar al precio que tu paciencia y habilidad para el regateo puedan conseguirte.

Eso sí, después de una buena sesión de compras, y animado por los aromas de las especias y el té con menta, probablemente tus jugos gástricos se despierten. Así que procura no marcharte de allí sin probar las delicias de la gastronomía marroquí, como un buen tajín de carne o pescado, el cus-cús y o la deliciosa harira. ¡Y eso solo para empezar!

¿Y dónde alojarte? Tenemos un sitio favorito en la ciudad roja y vamos a compartirlo contigo: el Palais de l´Ô es nuestro oasis particular. Alejado del ritmo frenético del centro, este hotel boutique de 11 habitaciones y 9 suites es ideal para descansar y reponer fuerzas después de un día visitando la ciudad. Y es que el Palais de l´Ô es un paraíso encontrado para darte el lujo de la felicidad. Ya nos contarás.

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Si después de dos o tres días en la antigua metrópolis a los pies del Atlas te apetece sentir la brisa del mar, Essaouira es tu siguiente plan. A solo unas pocas horas de coche desde Marrakesh, esta ciudad costera se mece junto a las olas y el viento del Atlántico. Dinámica, risueña y acogedora, no olvidarás la imagen de sus barcas azules, sus torres vigía, ni la amabilidad de su gente.

Su-Chambre unik prestige communicante avec suite 8

Y si lo tuyo es coger las olas, no pierdas la oportunidad de probarte en uno de los principales enclaves surferos de África. Gente de todas partes del mundo han hecho de las playas de Essaouira su casa a ese lado del mar.

Para dormir y descansar, te proponemos la experiencia de alojarte en un antiguo riad recientemente remodelado. La villa de l’Ô es un pequeño hotel con encanto situado en la misma medina y a solo 2 minutos a pie del paseo marítimo de Essaouira. El lugar perfecto en el que reponer fuerzas

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planche Villa de l'Ô 1

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¿Qué nos dices? ¿Estás haciendo ya la maleta para unas mini vacaciones de otoño diferentes?